Muchas veces miramos nuestra debilidad, nuestra fragilidad o deficiencias de manera negativa. Sin embargo, la debilidad es un regalo. ¡¡Es un Don de Dios!! Pensarás, que dice este zumbao ahora. Como puede decir eso si la debilidad es la que nos hace equivocarnos, pecar, fallar… Y es completamente cierto, pero es por la devilidad por la que somos libres. A partir de la debilidad también nacen las siguientes virtudes: saberse necesitado de Dios, amar al prójimo más que a uno mismo o incluso amarnos a nosotros mismo de manera incondicional.

Quizás esto sea un poco confuso, porque tenemos muy distorsionado el significado de perfección. LA DEBILIDAD NOS HACE PERFECTOS. Nos hace perfectos porque nos impulsa a ser hijos de Dios. Una vez más vuelvo a poner de ejemplo a los niños pequeños. Los bebes, los niños… son los más débiles ¡Tanto! que incluso necesitan de otro para comer, dormir… Y cuando miramos a los niños, los vemos perfectos. Vemos en ellos una pureza, una sencillez que nos enamora. El amor de un niño es de los que más nos encancilan y remueven nuestro corazón.

Si un niño en su fragilidad, en su necesidad, es amado y querido por sus padres… ¡¡Imaginate con Dios!! Sirvete de ese necesitar de Dios para acercarte a Él, pedirle, rogarle, abrazarle. Somos perfectos a los ojos de Dios, nos ha creado de tal manera que somos DIGNOS de su amor. No por nuestras capacidades sino por nuestra necesidad y su misercordia. Por último dejame decirte una ultima observación. Si Dios, que no necesita, que no falla, que «no mereces»… TE AMA. ¿Por qué muchas veces no te amas a tí mismo?¿Por qué intentas ser perfecto en todo?¿Soportarlo todo?

Es importante reconocer nuestra debilidad y amarla. Amarla porque es tan grande que Dios se hace fuerte en ella. Es el mejor punto de encuentro con Dios. Eres valioso, amado, cuidado… Valórate, ámate y cuidate. Y después podrás amar a traves de esa debilidad. Una amiga me decía hace poco: «Cuando nos equivocamos tenemos la oportunidad de amar ÚNICA, pidiendo perdón. No hay gesto de amor más grande que podamos hacer por nosotros mismos».

¡¡GLORIA A DIOS!!