Parece redundante decir que la realidad es real. Sin embargo, muchas veces en nuestra vida nos agobiamos y preocupamos por cosas que no han ocurrido. O incluso, mirando hacia el lado opuesto, esperamos de «la vida» algo para ser felices. Fantaseamos con ideas y proyectos. En cuanto tenga novia seré feliz, o en cuanto me case, o cuando venga esa semana de vacaciones, cuando acabe la carrera, cuando encuentre trabajo estable, cuando tenga mi primer hijo… Nos quedamos tan absortos en futuribles que pueden hacerse o no realidad.

Estos días estoy en un retiro familiar de Proyecto Amor Conyugal (PAC) y he podido descubrir que no nos falta nada para ser felices. Dios no está esperando a que deje de pecar para hacerme feliz. No está esperando a que encuentre a mi «ayuda adecuada» para empezar un proyecto conmigo. Dios quiere hacerme feliz AHORA. Ahora en la realidad en la que me encuentro. Dios dispone todo para hacerme feliz y no necesito nada más porque Dios me lo da TODO. Esta felicidad que estoy experimentando estos días es REAL. Y es real no por lo que sienta o deje de sentir, sino que es real porque proviene de mi realidad. Dicho de otro modo, porque quizás lo esté explicando algo confuso. Cuando aprovecho el regalo que Dios me da hoy, soy feliz. Cuando vivo pendiente de reconocer su trazo. Cuando estoy atento para aprovechar cada una de las gracias que Dios me infunde. SOY FELIZ.

Dios está transformando mi vida… Dios está cambiando mi mirada. Y me ha hecho ver que su plan es perfecto. Muchas veces (sobretodo en cuestiones de pareja), deseamos que ocurra algo. Nos quedamos mirando una respuesta a ese deseo que tenemos en el corazón… Y mirando eso, nos perdemos los manjares que Dios nos pone delante de las narices. Dios ha creado el mundo bien, nos ha creado bien. Nos ha creado para ser felices. ¿A que esperas para aceptar tu realidad y decirle SI en el presente? ¿Por qué sigues queriendo montar tus planes cuando Dios te lo da todo? ¿Por qué esperas para ser feliz?

Busca a Dios en tu vida. Busca a Dios en ti. Busca un «yo» que sea más de Dios que tuyo. Busca al rey de reyes. Busca al ÚNICO que puede saciar por completo tu corazón. Busca y no te conformes con las migajas de un recuerdo o un futuro. Busca vivir la realidad para que tu corazón se llene REALmente, se llene y desborde. Dios te ama, te mima como a un bebe recién nacido. Y solo espera que confíes en Él y te abandones a su plan.