A lo largo de estos últimos días, Dios, educandome como siempre, me iluminaba y me permitía acercarme un poco a la humanidad de Cristo. Y mi mayor descubrimiento ha sido que Cristo era igual de hombre que yo. No era humano de primera clase y yo de segunda… Sino que vivía la misma humanidad. Esto es muy fuerte eh!? La MISMA humanidad y no otra. Y claro me he encontrado con el regalazo que cuanto más me sumergía en la humanidad de Dios hecho hombre. ¡Descubría mi propia humanidad!

Al mirar los evangelios, al mirar como Jesús actuaba, sentía, amaba… Así es como descubría que es lo que mi corazón deseaba. Como mi propia interioridad me empuja a actuar como Él actúa, a sentir como Él siente y sobre todo a amar como Él ama. En sus sentimientos redescubro mis sentimientos. ¡¡¡En sus lágrimas encuentro las mías!!!

Y esta verdad tan simple de que Dios se hizo hombre verdadero, provoca en nosotros una reacción en cadena inmensa en miles de sentidos. Abriendo la posibilidad de redescubrir nuestro propio Yo, abriendo horizontes que antes podíamos pensar que eran inalcanzables pero que en Cristo se hacen verdaderamente posibles… Abriendo en nuestros corazones la posibilidad de amar de una manera que antes habría sido imposible. Porque en Cristo encontramos TODO lo que estamos llamados a ser.

Cristo el hijo primogénito, es primogénito porque es el primero. Pero para que haya un primero tiene que haber un segundo, un tercero, un cuarto… ¡Y esos somos tú y yo!

Jesús no es el primero y único sino que es PRIMICIA. Es el primero, es el ejemplo, el modelo, el camino… Para que muchos vivan con esta identidad de hijo de Dios.

Por eso te invito a tí, si si… Tú que estás leyendo esto… Que no te quedes con un mensaje bonito con una reflexión interesante. Sino que esto verdaderamente lo pongas a prueba. Que te pares delante de Dios: en la capilla, en tu habitación, en tu momento de descanso… Te pares y dejes que Él ilumine tu humanidad, tu identidad. Dios se hizo hombre para abrazar y acoger pero también para enseñar la belleza que hay en ser hombre, en ser mujer. Te invito a coger el evangelio y mirar cómo actuaba Jesús, puedes coger alguno que le tengas devoción o uno escogido al azar. Pero créete que eso que ocurre, es algo tar real y tan concreto como que tú estás vivo hoy. Que las necesidades, heridas, sanaciones, palabras, gestos… todo lo que te puedas encontrar. Es palabra de Dios, es decir, es verdad, es real y tangible HOY en tu vida.