Pues sí, mira bien el título: «La vida es demasiado complicada para ser Santo». Llevo mucho tiempo subiendo post de Dios te ama, de Dios te quiere feliz… Y son verdad y saberse amado por Dios cambia el corazón y lo lleva de alegría. Pero esta vez tocaba hablar de la cruda realidad.
Siento mucho si esto te decepciona o esperabas otra cosa, pero la vida es demasiado complicada. Vivimos rodeados de tentaciones, estímulos e incluso nuestra propia condición (concupiscencia) nos lleva al mal. La santidad está completamente fuera de nuestro alcance.
Y dirás, pues vaya mierda, para decirme esto no digas nada…Pero cuanto antes aceptes que no puedes hacer nada para ser Santo mejor. Te quitas de falsas ilusiones y de frustraciones innecesarias. NO ERES CAPAZ DE SER SANTO.
A estas alturas, uno puede verse identificado con esto. Pero el corazón se queda inquieto. Hay algo que no termina de encajar. Si no puedo ser Santo, por qué Dios me ha creado con un deseo de Santidad tan grande. ¡Tranquilo! ¡No desesperes! Es cierto que no podemos alcanzar la Santidad, pero porque no somos nosotros los que nos santificados, sino que es Cristo el que nos santifica.
Cristo, vino al mundo, se hizo hombre, nació, creció, murió en la cruz y resucitó por esto. Dios quiere tu felicidad, o lo que es lo mismo, quiere tu Santidad.
Hacernos conscientes de que no podemos alcanzar la Santidad por nosotros mismos y que viene de Dios, nos llena de paz y alegría. Lo único que tenemos que hacer es dejar que Dios sea Dios. Dejar que sea Él el que actúe. Dejarnos amar por Él y pedirle incesantemente que nos ayude a ser dóciles.
La vida es demasiado complicada para ser Santos. Pero Dios es demasiado grande y para el nada hay complicado.