Hoy me he levantado y he recibido un mensaje que me ha dejado trastocado. «Buena mañana Ignacio!» y hay algo que se ha quedado resonando en mi corazón. Y ha sido mi nombre! Cuando me ha dicho buena mañana Ignacio, ese «Ignacio» se ha quedado grabado a fuego. Ha convertido un mensaje bonito, sencillo y agradable. En algo sencillo, agradable y completamente personal. Y al poco rato, me he dado cuenta de que nos sucede exactamente lo mismo con Dios.

Dios nos llama por nuestro nombre! Dios ha querido hacernos únicos e irrepetibles para amarnos de una manera única, para amarnos por Quien somos. Dios nos ama con nombre, nos elige con nombre, nos salva con nombre, y nos llama a una vocación con nombre. Y una vez más, como venimos diciendo estos últimos post. Al hacer todo esto llamándote por tu nombre entonces significa que solo Tú puedes corresponder a ese amor. Solo Tú puedes dejarte salvar por Cristo. Solo Tú puedes corresponder a esa llamada vocacional. Y no es porque seas el mejor, porque siendo honestos sabemos que no lo somos, sino porque el único que puede responder a tu nombre eres tú.

Y meditando un poco más he podido ver este misterio en la Virgen. El ángel se acerca a María y la llama a ser la Madre de Dios por su nombre. La primera vez se dirige a ella con el nombre «Llena de Gracia», hay otras traducciones que me gustan mucho, como puede ser «favorecida de Dios». Y ya a la segunda como María «No temas, María». Muchas veces he escuchado o planteado la pregunta de si la Virgen hubiera dicho que no, si Dios habría buscado a otra persona. Pero hoy me doy cuenta de que No. No hay otra María que María, no hay otro Ignacio que Ignacio, no hay otro lector igual que tú que estas leyendo. Somos únicos al igual que la Virgen es única.

Solo queda decirte… ALEGRATÉ Dios te ha favorecido, Dios te ha llenado de Gracia, Dios te ha dado un Nombre. No desperdicies la oportunidad de ser lo que Dios quiere que seas. El día de hoy es único, cada segundo es único e irrepetible. Y solo tú puedes hacer que cada segundo, ya sea estudiando, desayunando, rezando, trabajando, con amigos… sea correspondiendo a esa llamada de Dios. Porque eres único, porque tienes nombre… Eres el único que puede ser Tú. Así que… Baila, déjate de historias y ponte a VIVIR.