Estaba escribiendo otro post, pero según escribía me daba cuenta de que, por lo menos, hoy no era lo que me tocaba decir. Sinceramente, esta vez no tengo una idea ni un guion de que contar, pero vamos al grano... Solo se me venía al corazón una palabra. PATERNIDAD.
Por donde empezar a hablar de la paternidad... Primeramente, lo que más me ha acercado a reconocer y entender la paternidad ha sido vivir como hijo. Recuerdo momentos concretos en los que he reconocido la paternidad de Dios con mucha fuerza. Os cuento 3. La primera un día estaba tomando un café con mi director espiritual. Un hombre que me ha cuidado mucho durante muchos años. Tendría 16-17 años y me sentía completamente derrumbado, no sabía qué hacer, ni como seguir adelante. Recuerdo contarle los planes que tenía y como estaba sobreviviendo a aquellos dramas de adolescente. Arrugando un sobrecillo de azúcar e incapaz de levantar la mirada y mirarle a los ojos. Cuando acabo de hablar, hay un rato de silencio, y me dice: "Ignacio, estoy orgulloso de ti". Esto me hizo levantar la mirada y ver como me miraba. Me sentí muy amado. La segunda fue con 18 años. Fui a hablar con un sacerdote y le decía que no era capaz de decir que sí a Dios. Le decía que soy una máquina rota, que ya no funciona y sin documentación. Y que veía que Dios lo que hacía era implementar mejoras, pero que no arreglaba nada. Recuerdo como me escucho atentamente y como iba desmintiendo todo lo que pensaba de mí mismo y de Dios. Y después de invitarme a dejarme "desmontar" por el Señor para reconstruirme de nuevo... Se acercó y me dio un abrazo inmenso. Un abrazo que sinceramente no puedo decir cuanto tiempo duró, pero se me hizo eterno. Al principio no quería, me violentó mucho... Pero enseguida me llené de una paz increíble y un deseo en el corazón de no querer salir nunca de ese abrazo. El tercero. Yo tenía una broma con mi padre que era el "robo". Yo le robaba abrazos. Aunque él no quisiera o fuera un mal momento, como le estaba "robando" nada podría detenerme. Un día estaba estudiando en mi cuarto y antes de irse a trabajar vino mi padre. Yo estaba con los cascos, no le escuché llegar y de repente... ¡PUM! Me abraza y me grita: "ROBOOO!!"
Estos tres momentos me hablan de tres aspectos, bajo mi punto de vista, esenciales. Que son tan propios de la paternidad como del amor. Incondicional, protector y sorprendente. Aunque pase cualquier cosa de mi padre, siempre puedo escuchar "Estoy orgulloso de ti". Aunque pase cualquier cosa, en los brazos de mi padre siempre me voy a sentir seguro, amado. Y en ese amor voy a encontrarme protegido. Aunque uno esté despistado, el amor sorprende, viene a ti, te despierta, te hace levantar la mirada, te saca una sonrisa...
Ahora veo en mi corazón que se despierta un deseo de ser padre. De amar de esta manera incondicional, de acoger y proteger, y de sorprender cada día en el amor. Veo como sorprender pone en juego todo lo que soy. Pone en juego mi creatividad, mi inteligencia, mi experiencia... Y veo como esto es fundamental en el amor. Precisamente porque implica todo lo que soy, conlleva amar desde mí mismo, desde quien soy. Quien soy como hijo, como hermano, como amigo, como padre...
Doy gracias a Dios por haber experimentado su paternidad de tantas maneras y en tan buenas personas. Y descanso en Él sabiéndome amado y protegido. Sabiendo que Él es mi Padre y que cada mañana, cada tarde, cada momento... Él sale a mi encuentro y me sorprende. Me hace levantar la mirada para poder verle a Él.
P.D: Anécdota graciosa... Si has llegado hasta aquí verás que en Instagram he subido una foto. Esa foto es del "altarcito" de mi cuarto. Al lado de la virgen hay un sobre de azúcar arrugado... Soy un poco ñoño y sentimental lo sé. Pero al rezar me recuerda que tengo un Padre orgulloso de mí.