Hoy tienes vocación

Yo creo que tienes vocación. Sí, tú, el que está leyendo esto. Creo que tienes vocación y no te lo diría si no estuviese 100% seguro. A veces pensamos que la vocación es solo para sacerdotes y consagradas. Luego, cuando ya hemos caminado un poco más en la Fe, intuimos y descubrimos que el matrimonio también es vocación. Pero aquí falta algo. Si no estás casado, ni eres sacerdote o consagrado... te harás la pregunta de si tú también la tienes. Si no es así, también te podrías estar preguntando,  ¿por qué tienes vocación?

Quizás podemos pensar que tener vocación es saber el futuro al que te llama Dios, saber qué camino seguir, cuál es la meta u objetivo. Y sinceramente, si casarse o consagrarse es el objetivo, me sabe a poco. Hoy tienes vocación, yo hoy tengo vocación y no he alcanzado ninguna meta. La vocación, según Don Giussani, es caminar hacia el destino (Dios) abrazando todas las circunstancias a través de las cuales te hace pasar. Y el destino es aquello que corresponde a las exigencias del corazón. Podríamos poner como sinónimo de vocación: «Realizarse». Realizarse viene de real, lo que acontece y es verdadero, y del sufijo «-izare» que significa poner en práctica, convertir, es decir, implica una acción. Por último, hay un «-se» reflexivo que indica que la acción es sobre uno mismo. Y por qué digo todo esto, porque la única manera de realizarse como persona es a través de la realidad que tengo delante, con una conversión del corazón. Vocación como tal significa llamado. Y si corresponde con la realidad, Dios no me puede llamar a algo imposible. Dios no me puede llamar a quedarme embarazado.

El presente es realidad, es real. El futuro no ha ocurrido y el pasado ya ocurrió. Lo real es el hoy. Y hoy tienes vocación. Hoy tienes llamada. Hoy, porque estás vivo, estás llamado a la existencia. Hoy, porque tu corazón lo desea estás llamado a moverte, caminar, amar... Hoy es el momento de realizarte. Hoy tu propia realidad grita y te llama. En tu realidad está la vocación. Ya está, ya la tienes, ya existe... La vocación no es pasiva. No puede ser un esperar a ver cuándo le apetece a Dios decirme qué tengo que hacer con mi vida. Dios ya te lo está diciendo, siempre te lo ha dicho. Si hay llamado debe haber respuesta. Hay «-izare», hay una acción que sólo puedes hacer tú. Una respuesta que puede realizarte. Tú mismo puedes hacerte partícipe del presente. No tendría sentido que sólo me pudiese realizar cuando me case, o cuando me ordene, o cuando no sé qué. Un amigo me dijo hace poco: «No tiene mucho sentido que planeemos tanto el futuro porque no sabemos si Jesús vendrá mañana».

Pienso en la vida de Marcos Pou que murió una semana después de entrar al seminario, en los noviazgos que han dado mucho fruto que no acaban en matrimonio... La vocación es el paso de hoy, el llamado de hoy. Cada instante es un paso para caminar hacia el destino. Y me diréis «Yaaaa pero Ignacio... Yo no lo veo, yo no sé a qué me llama Dios, no sé hacia dónde caminar». Y es normal y lo entiendo. Por eso te invito a levantar la mirada. A estar atento. Está muy bien en la oración preguntarle al Señor «¿Qué quieres de mí?», pero eso necesita ser acompañado de la mirada atenta a lo que tienes delante. Y entre todas las necesidades del mundo, entre todas las cosas que vives, Dios irá desviando tu mirada a lo importante, a lo que es para ti. Como cuando estás hablando con un amigo y te dice: «Mira qué atardecer tan bonito» o, «Escucha esta canción». Y otras veces las propias cosas te irán hablando: un amigo llorando que necesita compañía, una mancha en el suelo que hay que limpiar, una parroquia que necesita catequistas, una universidad que necesita tu presencia, un pobre que necesita que le escuches...

Dios te quiere feliz, y feliz hoy. Dios quiere llenar tu corazón, y quiere llenarlo hoy. No hace falta hacer grandes cosas (quizás en algún momento se den). Dios te llama y te ama hoy. Hoy en tu realidad tienes la oportundiad de ser Santo, de ser Feliz, de caminar hacia el Destino. Hoy es el único momento en el que puedes hacerlo. Alza la mirada, sal de ti, busca y encuentra. Porque el momento de responder a tu vocación es hoy.